martes, 24 de marzo de 2015

LA DIVINA ELECCIÓN DE LOS ESCOGIDOS PARA JUSTIFICACIÓN Y SALVACIÓN, FUE SEGÚN SU PRESCIENCIA por Miguel Rosell Carrillo

Vayamos a entender qué significa PRESCIENCIA en este sentido.
La elección de Dios, pues, es un acto de Su misericordia, efectuado por Su gracia.
(1 Pedro 1: 1, 2) “Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, ELEGIDOS SEGÚN LA PRESCIENCIA DE DIOS PADRE en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas”
En 1 Pedro 1: 2 refiriéndose a los creyentes verdaderos, dice en la versión RV: “elegidos según la presciencia de Dios Padre…”. La palabra que se traduce por “presciencia” es en griego “prognosin”, y es exactamente la misma que encontramos en el V. 20 donde habla de Cristo como cordero inmolado… “ya destinado desde antes de la fundación del mundo…”, “destinado” es en griego “proegnosmenou” (mismo verbo que el anterior), y significa literalmente: “CONOCIDO DE ANTEMANO”.
Por lo tanto, donde leemos en la versión RV, en el vers. 2 “presciencia”, debemos entender esto como conocimiento de antes. En ambos casos la palabra no se refiere a un conocimiento de lo que iba a suceder, SINO A UNA ACCIÓN PREDETERMINADA CONFORME AL CONOCIMIENTO DE DIOS, que luego tendría lugar en el espacio y en el tiempo.
Por lo tanto, presciencia, en este contexto, no significa el reconocimiento por parte de Dios de un hecho realizado por parte del hombre. El término aquí implica el concepto de elección.

Eso desbanca la afirmación que se enseña en los medios semipelagianos cual es que Dios vio de antemano que personas iban a “aceptar” a Cristo, y en base a esa hipotética aceptación de Cristo, Él determinó escogerles para salvación.
Siendo de ese modo, entonces es el hombre el que escoge a Cristo y no el Padre quien escoge al hombre.
Siendo de ese modo, la salvación se rige por la voluntad del hombre y no por la voluntad de Dios.
Siendo de ese modo, el hombre no es un ser malo del todo, ya que tiene la preeminencia de poder escoger a Cristo solamente cuando la Luz le alumbra, pero esto último contradice la Escritura, y lo primero también:
(Juan 3: 19) “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”, y, (Ro. 3: 10-12) “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Etc. Etc.
El hombre está muerto en sus delitos y pecados (Ef.2:1), y ese hombre, quien sea que Dios haya escogido, sólo podrá venir a salvación por la previa decisión y acción completa de Dios. El hombre nada tiene que ver ni aportar al acto salvífico.
SOLI DEO GLORIA

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