martes, 31 de enero de 2017

Mateo 24

Jesús predice la destrucción del templo(Mr. 13.1-2; Lc. 21.5-6)

24  Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.
Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.
Señales antes del fin
(Mr. 13.3-23; Lc. 21.7-24)
Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
Y todo esto será principio de dolores.
Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.
10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
19 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;[a]
21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
22 Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.
24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
25 Ya os lo he dicho antes.
26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.
27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
28 Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.

La venida del Hijo del Hombre

(Mr. 13.24-37; Lc. 21.25-36; 17.25-36; 12.41-48)

29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
32 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
34 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.
41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.
42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?
46 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
47 De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.
48 Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;
49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos,
50 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe,
51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Cuando Jesús pronunció esa profecía, ya se habían completado 69 semanas de la profecía de Daniel de las 70 semanas (Daniel 19:24-27). Daniel había dicho que después de 69 semanas el Mesías sería ejecutado y el pueblo de un príncipe que habría de venir destruiría Jerusalén y el Templo. Unos días antes Jesús les había dicho que Él sería arrestado y crucificado, y luego al tercer día Él resucitaría de los muertos (Mateo 20:17-19). Y unos minutos después, en Mateo 24:1-2 Él dijo que el Templo y todos sus edificios serían derribados y no quedaría piedra sobre piedra. Esa fue una advertencia que Él repitió y que Él ya había pronunciado a la gente de Jerusalén tres días antes (Lucas 19:41-44).
A pesar de ello, los discípulos parecieron sorprenderse por lo que Él estaba diciendo. Según Marcos 13:3, Pedro, Santiago, Juan y Andrés lo llevaron aparte y le pidieron que les explicara cuándo y cómo sucedería eso. Yo creo que ellos entendían la profecía de las 70 semanas de Daniel pero no sabían que habría un espacio de tiempo entre las semanas 69 y 70, y Jesús no mencionó ninguno. Sabemos eso porque después de la resurrección los discípulos le preguntaron si Él ahora iba a restablecer el reino a Israel (Hechos 1:6). (Todo eso se les aclaró 38 años después cuando la ciudad y el santuario fueron destruidos sin que ocurriera la abominación desoladora.)
Jesús había esperado 40 días para que los líderes de Israel reconocieran que Él había cumplido la señal inconfundible del profeta Jonás (Mateo 12:30-40) probando que Él era su Mesías. Si lo hubieran hecho, habría iniciado la Semana 70 de Daniel, y todo lo que el Señor les dijo a Sus discípulos habría sucedido en su generación. Pero debido a que ellos todavía no creían en Él, Israel fue puesto a un lado y el reloj se detuvo desde ese día hasta el presente mientras el Señor toma un pueblo para Sí mismo de entre los gentiles. Una vez que Él nos haya tomado, Israel será restablecido y la Semana 70 de Daniel finalmente dará inicio (Hechos 15:13-18).
Por supuesto, Dios el Padre sabía cómo se desarrollaría todo, pero según Mateo 24:36 Él era el único que lo sabía. Aún el Hijo, estando limitado a una capacidad humana mientras estaba en la Tierra, no sabía cuándo respondería Israel sino hasta después que Él volvió al Cielo. Por eso es que Él emitió una respuesta ambigua a la pregunta que ellos le hicieron en Hechos 1:6: “No les toca a ustedes saber el tiempo ni el momento, que son del dominio del Padre (Hechos 1:7).
Por Jack Kelley.

Gracia barata o gracia gratuita

P: Me siento afectado por un pastor que siempre está atacando a quienes enseñan la Seguridad Eterna (SE) y la salvación por gracia solamente. Estoy seguro que usted se ha encontrado con personas como él en sus días de ministerio. Él se mantiene refiriéndose a eso como gracia barata y por supuesto como es de esperarse, él lo considera basura. ¿Qué puede decir usted sobre eso que él llama gracia barata? ¿Está bien referirse a algo que uno cree de esa manera?
R: En mi opinión “gracia barata” es una frase despectiva. Las personas que la usan alegan que alguna contribución permanente de obras es necesaria para lograr o mantener nuestra salvación. Esas personas dicen que la gente que cree que la salvación se logra por la gracia de Dios por medio de la fe solamente, han devaluado el Evangelio y están tomando la muerte del Señor por nosotros como una licencia para pecar sin ninguna consecuencia. De ahí el término “gracia barata”.
Lo que estas personas realmente están diciendo es que no creen que Jesús hizo todo lo que era necesario para salvarnos, sino que únicamente empezó la obra de nuestra salvación y que ahora depende de nosotros completarla al comportarnos de cierta manera. Según ellas, el fracaso en hacerlo dará como resultado la pérdida de la salvación. (Tristemente, algunas de esas personas se han vuelto jueces para ver si nuestro comportamiento está a la altura de sus estándares.)
Expresan eso a pesar del hecho de que la Biblia dice que somos salvos por gracia por medio de la fe solamente (Efesios 2:8-9). La Biblia dice que somos incluidos en Cristo desde el momento que creímos y Dios puso Su marca de propiedad en nosotros y Su Espíritu en nuestros corazones como un depósito que garantiza nuestra herencia (2 Corintios 1:21-22, Efesios 1:13-14). También dice que la justicia de Dios nos ha sido impuesta debido a nuestra creencia en lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz. Dice que no hay diferencia entre las personas porque todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios, pero somos justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús (Romanos 3:21-24). Este último versículo nos dice que el nombre apropiado para lo que creemos es la “gracia gratuita” no la “gracia barata”.
Ninguna persona verdaderamente nacida de nuevo tiene licencia para pecar. Al contrario, nosotros creemos que tenemos una enorme deuda de gratitud hacia Señor por habernos salvado, y entendemos que al tratar de comportarnos de una manera que le plazca a Él es cómo expresamos esa gratitud. Pero también entendemos que ninguna cantidad de “buenas obras” nos puede justificar. Es por eso que necesitamos un Salvador.
Jack Kelley.

lunes, 30 de enero de 2017

El relato de un pastor

Un relato navideño por Jack Kelley

En esa misma región había pastores que pasaban la noche en el campo cuidando a sus rebaños. Allí un ángel del Señor se les apareció, y el resplandor de la gloria del Señor los envolvió. Ellos se llenaron de temor, pero el ángel les dijo: «No teman, que les traigo una buena noticia, que será para todo el pueblo motivo de mucha alegría. Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Hallarán al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
En ese momento apareció, junto con el ángel, una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: «¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!»
Cuando los ángeles volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vayamos a Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha dado a conocer.» Así que fueron de prisa, y hallaron a María y a José, y el niño estaba acostado en el pesebre. Al ver al niño, contaron lo que se les había dicho acerca de él. Todos los que estaban escuchando quedaron asombrados de lo que decían los pastores, pero María guardaba todo esto en su corazón, y meditaba acerca de ello.
Al volver los pastores, iban alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo había sucedido tal y como se les había dicho (Lucas 2:8-20 RVC).
Yo solamente era un jovencito cuando todo eso sucedió, y apenas lo suficientemente maduro como para estar en el campo con los pastores que eran mayores que yo. Por primera vez mi padre había dicho que yo podía permanecer con ellos durante toda la noche. ¡Yo estaba tan emocionado! Era cerca del tiempo de las fiestas otoñales y estábamos cuidando el rebaño del Templo en los campos fuera de Belén. Más tarde, habrá algunas personas que intentarán decirles que el relato que les estoy contando se llevó a cabo en el mes de diciembre, pero eso no es así porque nadie podría tener sus rebaños en campo abierto ya entrado el invierno. Era demasiado frío y una tormenta sorpresiva los pondría en grave peligro.
Ningún pastor podía darse el lujo de tomar ese riesgo aun si estaba cuidando ovejas ordinarias, pero estas ovejas eran diferentes de todas las demás. Los sacerdotes las criaban especialmente para ser usadas como sacrificios en el Templo. Debido a eso, estas ovejas tenían que ser perfectas, sin ninguna mancha en su cuerpo. Estas eran ovejas cuyo solo propósito era nacer para luego morir como una ofrenda por los pecados del pueblo. Eran muy valiosas y el cuidarlas era un trabajo muy importante.
Y es que las ovejas tienen la tendencia a extraviarse. Por eso el trabajo del pastor es vigilarlas y traerlas de vuelta al rebaño cuando se extravían. También debíamos mantener a los animales depredadores alejados, puesto que son los lobos que se infiltran en el rebaño y se llevan las más débiles. Somos responsables por ellas, y es nuestro trabajo el ver que ninguna se pierda.
Después de cenar estábamos alistando el campamento para pasar la noche, efectuando un último chequeo para asegurarnos de que el rebaño estaba completo, y que no faltara ninguna oveja, y tampoco que fuéramos distraídos por los faroles de la constante llegada de los visitantes que se dirigían a la ciudad.
Belén estaba más llena de gente de lo que yo podía recordar porque el gobernador había llamado a hacer un censo y todas las personas en Israel quienes eran descendientes del Rey David debían llegar a Belén para empadronarse. David había vivido hacía casi dos mil años y había tenido cuatro esposas, así que ustedes se podrán imaginar la cantidad de descendientes que tuvo, y todos ellos venían a Belén a empadronarse. Nuestra pequeña ciudad estaba rebosando de gente y algunas personas ya se habían dado por vencidas en seguir buscando un lugar para alojarse.
Esta es otra buena razón por lo que este evento no pudo haber sucedido durante el invierno. La gente simplemente no podía viajar porque era demasiado frío y húmedo para acampar en los campos al lado del camino. Recuerden, algunas personas tenían que viajar durante varios días, casi desde más allá de Galilea en el norte, para llegar hasta aquí.
Yo recuerdo que nos habíamos acomodado alrededor de una fogata cuando un ángel del Señor se nos apareció sorpresivamente de la nada. ¡Yo me puse a temblar del miedo! Nunca había visto cosa parecida. Pero yo no fui el único. Aun los curtidos y veteranos pastores se asustaron también. Pero el ángel nos habló y nos dijo, “No teman, que les traigo una buena noticia, que será para todo el pueblo motivo de mucha alegría. Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Hallarán al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
Entonces, de un momento a otro, el cielo que estaba lleno de estrellas se abrió y una gran compañía de ángeles apareció como el primer ángel, todos alabando a Dios y cantando, “¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!
No hay manera en que yo comience siquiera a describir el sonido de ese coro. Un par de veces después en mi vida, yo escuchaba a los músicos que la gente pudiente contrataba para ayudarlos a celebrar cuando nacía su primogénito, pero ni el rey más poderoso podría jamás haber contratado un coro como ese. La música hizo que levantáramos nuestros rostros y nuestras manos hacia el cielo. Se llenaron nuestros oídos y nuestros corazones, y fue por encima de todo, el sonido más bello que pude haber escuchado en toda mi vida.
Cuando los ángeles se fueron, nos quedamos mirándonos unos a los otros llenos de asombro, y lágrimas de gozo corrían por las curtidas mejillas de mi padre y sus amigos. Ellos habían escuchado todas esas historias sobre el Mesías, pero ninguno de ellos pensó que lo vería. ¡Y ahora, no solamente lo íbamos a ver, sino que seríamos los primeros en hacerlo! En un momento estábamos terminando con las faenas del largo día de un pastor y en otro momento presenciábamos la invasión de la tierra por el mismo Cielo. La eternidad había penetrado en el tiempo y el Hijo de Dios se había convertido en el Hijo del Hombre, casi ante nuestros ojos. Había sido mi primer día como un verdadero pastor, y nunca habrá otro como este.
Conscientes de nuestras responsabilidades, dejamos a un par de nuestros compañeros para que vigilaran el rebaño y el resto de nosotros se fue hacia Belén en busca de la señal que el ángel nos indicó. Y así fue, en un establo detrás de una posada al final del pueblo, los encontramos.
Un hombre con la ropa y las manos callosas de la clase trabajadora, estaba de pie en posición protectora junto a una joven radiante, pero obviamente exhausta, la cual no parecía ser más joven que yo. En el pesebre que estaba a su lado se encontraba un bebé, era un varoncito muy sano. “¿Será posible que Dios se parezca a él?” pensé, “Es solo un bebé” Y como muchas otras personas, yo esperaba que si en alguna oportunidad iba a ver a Dios, Él sería un Rey Guerrero con una gran espada y una mirada amenazadora. Pero este bebé parecía ser tan frágil.
Otras personas también comenzaron a llegar, porque nosotros habíamos anunciado a gritos a toda la gente lo que habíamos visto, y mientras nos dirigíamos al lugar, nos siguieron. Ahora les relatamos todo lo que habíamos experimentado en el campo con el ángel y el coro celestial, y que habíamos venido a la ciudad a ver por nosotros mismos si lo que habíamos oído era cierto. Todos quedaron sorprendidos y no podían dejar de hablar sobre el asunto, pero la mujer permanecía quieta y en silencio, con el bebé en sus brazos, como si estuviera absorbiendo todos los detalles del evento más bendecido de todos los eventos que han sido bendecidos. Nunca olvidaré la mirada de sus ojos ni la expresión de su rostro.
Habiendo visto la prueba que el ángel indicó que buscáramos, regresamos a nuestros rebaños, alabando a Dios y dándole la gloria, y agradeciéndole por haber permitido que estos humildes pastores fueran los primeros en ver a niño Cristo. Era irónico que nosotros, que habíamos pasado nuestras vidas cuidando ovejas y corderos, nacidos todos para morir por los pecados de los adoradores del Templo, fuésemos los primeros en ver al Cordero, nacido para morir por los pecados de las personas.
El hombre, cuyo nombre supe que era José, y la mujer María, permanecieron en Belén durante todo el invierno. Recuerden, yo dije que nadie viajaba voluntariamente después del final del otoño, especialmente si se dirigían al norte con un bebé recién nacido. Allí, pues, encontraron una casa para acomodarse.
Algún tiempo después, hubo un gran alboroto cuando una caravana de sacerdotes adinerados, llamados Magos, llegaron de Partia, un país cerca de Israel que había formado parte del Imperio Persa. Ellos llamaron al bebé el Rey de los Judíos y le dieron regalos suntuosos y dinero, y se postraron ante Él para adorarlo. Alguien había dicho que los Magos habían estado esperando este momento desde que el profeta hebreo Daniel les había dicho 500 años antes que lo esperaran. Mantuvieron el secreto pasándolo de padres a hijos todo ese tiempo. Y aun decían que el dinero era el regalo personal de Daniel para el Mesías.
Después que se fueron los Magos, las cosas volvieron a la normalidad otra vez, durante unos días, pero entonces José sorpresivamente tomó a María y al niño secretamente en la media noche. A la mañana siguiente los soldados de Herodes invadieron la ciudad, buscando de casa en casa y matando a todos los niños varones. Ellos lo buscaban a Él porque Herodes no quería ninguna competencia para el trono, pero Él ya se había ido. Supimos que José fue advertido en sueños de tomar a María y al niño y llevarlos al sur, hacia Egipto, en donde el clima era más cálido. Y estuvo bueno que esos Magos hubieran venido. Sus regalos cubrieron los gastos de escape de la familia y su estadía en Egipto.
La siguiente vez que oí sobre el bebé fue 39 años después, después que ambos habíamos crecido. La gente estaba hablando sobre un profeta llamado Jesús de Nazaret. Decían que podría ser el Mesías. Yo recordaba que José y María eran originarios de allí, así que decidí investigar. Caminando varios días en dirección norte finalmente lo encontré por el Mar de Galilea y conforme lo escuchaba hablar, mi corazón se llenaba de esperanza. Especialmente me gustó la manera como Él se llamaba a Sí mismo nuestro pastor. Nos prometió que nos guardaría de no perdernos y de protegernos de los depredadores que tratarían de alejarnos de Él. Y juró que nunca perdería a ninguno de nosotros, tal y como nosotros les prometíamos a los dueños de los rebaños que cuidábamos. Él era el Mesías, tal y como yo lo imaginaba.
Más tarde yo estaba en Jerusalén cuando Él fue ejecutado. Cuando expiró su último aliento, me convencí de que lo vería de nuevo tal y como Él lo había prometido. Tres días después lo vi, y supe que todas las promesas de los ángeles se habían vuelto realidad en la vida, muerte y resurrección del Bebé de Belén. Él no era el Rey que todos esperábamos, pero Él era a Quien necesitábamos. Él era nuestro Salvador, nuestro Mesías.
Recordando aquella noche, me doy cuenta que muchas personas no van a entender lo que sucedió allí. Yo fui un testigo ocular y apenas yo mismo lo pude comprender. Pero lo que sí sé es esto. En esa noche en Belén un grupo de pastores se convirtieron en ovejas y el Cordero de Dios se convirtió en nuestro Pastor. Feliz Navidad.
Recopilado para la Gloria de Dios...por Luis Sagués

¿Qué hizo Dios en el octavo día?

Un estudio bíblico por Jack Kelley

Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación (Génesis 2:2-3).
Estos dos versículos son muy diferentes a como se describen los días anteriores en la narración de la creación. Todos ellos incluyen la frase “Y fue la tarde y la mañana el día…”. Pero esto no ocurre para el día séptimo. También la palabra hebrea traducida para reposar es Shabát, de la cual se deriva la palabra Sabbath. Esta palabra aparece 71 veces en la Biblia, 47 veces de las cuales se traduce “cesar”. Solamente aparece 11 veces como reposar.
¿Alguna vez terminará este día?
Obviamente, el día séptimo tuvo un comienzo y un fin, como todos los días antes y después de este. Pero el hecho de que no se le mencione en el texto de la narración de la creación, nos indica que en un sentido espiritual este día nunca ha terminado. No hay ningún día octavo de la creación. Dios nunca ha vuelto a hacer la obra de la creación y es por eso que la palabra que también significa cesar se utilizó para describir Su reposo Sabático.
Ahora bien, no me acusen de estar promoviendo la teoría del “Gran Relojero” para la creación. Esta dice que Dios creó el mundo y todo lo que existe en él, para luego ponerlo en movimiento, y ha estado allí sentado desde entonces solamente observando cómo camina. Veamos qué es lo que Dios ha estado haciendo desde que Él dejó de crear. Comenzaremos en el Evangelio de Juan.
Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo (Sabbath). Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo (Sabbath), sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.
Jesús les respondió de esta manera: De cierto, de cierto les digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente (Juan 5:16-19).
Esto nos dice que tanto el Padre como el Hijo tienen tanto que hacer que trabajan todos los días, aun durante el Sabbath. Así que no han estado sentados ahí esperando. Ambos han estado trabajando todos los días desde entonces para hacer eso.
Pero ese no es el punto. El punto es este. Desde el final del sexto día, Dios nunca ha vuelto a retomar la obra de la Creación. En cuanto a la creación se refiere, Él nunca ha cesado su reposo sabático.
Lo que es externo y físico en el Antiguo Testamento se convierte en interno y espiritual en el Nuevo Testamento.
En Números 15:32-36 leemos sobre un hombre que fue encontrado recogiendo leña en un Sabbath. Eso era una violación del mandamiento, pero los israelitas no sabían qué hacer con él. Cuando le preguntaron a Dios Él les dijo que lo llevaran fuera del campamento y lo apedrearan hasta que muriera. Dios tomaba muy en serio el no hacer ningún trabajo durante un Sabbath.
Pero cuando llegamos al Nuevo Testamento encontramos que el mandamiento de descansar durante el Sabbath es el único de los 10 Mandamientos que específicamente no se repite. De hecho las referencias más frecuentes del cuarto mandamiento en el Nuevo Testamento, se relacionan con las frecuentes y descaradas violaciones que el Señor comete sobre el mismo. En seis ocasiones distintas, el Señor defiende el trabajo durante un Sabbath, cada vez mostrándoles a los líderes religiosos del momento que sus reglas para guardar el Sabbath fueron hechas por el hombre, y eran arbitrarias y contrarias al propósito de Dios. Por ejemplo, los sacerdotes en el Templo profanaban cada Sabbath trabajando (Mateo 12:5), y a la gente se le permitía darles de beber a sus animales (Lucas 13:15) o rescatarlos de un peligro (Mateo 12:11), pero no se les permitía sanar a una persona (Lucas 13:14).
En Romanos 14:5 Pablo enseñó que nosotros tenemos el derecho ya sea de considerar a un día más santo que otro, o considerarlos todos iguales, basados en nuestras convicciones personales. Y en Colosenses 2:16-17 él dice que no le permitamos a nadie juzgarnos referente a días de fiesta, luna nueva o días de reposo (Sabbath). Él dice que estas cosas son una sombra de las cosas que han de venir, que la realidad se encuentra en Cristo.
De alguna manera el mandamiento del Sabbath estaba supuesto a enseñarnos algo sobre nuestra relación con Jesús. Entonces, encontremos cuál es.
Dios creó los Cielos y la Tierra. Estos no hicieron nada para ayudarlo, Él lo hizo todo. Al final de seis días, Él reposó (cesó) de Su trabajo porque lo había terminado. Él nunca volvió a retomar ese trabajo de la creación. Él hizo el séptimo día, un día sin fin, santo. No hubo tal octavo día. Luego Él creó un recuerdo. Desde ese momento en adelante el séptimo día fue un día de reposo durante el cual no se permitía hacer ningún trabajo para recordarnos que cuando Su trabajo fue terminado, Él reposó.
Puesto que nosotros estamos atrapados en la dimensión del tiempo, no podemos tener ningún día sin fin. Por eso es que cuando Dios formó nuestro calendario Él hizo que cada séptimo día fuera santo, y luego el calendario empezaba de nuevo. Nunca ha habido un octavo día. Esto fue para ayudarnos a ver que el séptimo día, el día de reposo, nunca termina. Para resaltar la importancia de esto, Él hizo que el trabajo durante el séptimo día fuera castigado con la pena de muerte.
Pero la humanidad no ha entendido el asunto. Hemos creído que se trata de no trabajar durante el Sabbath cuando en realidad se trata de reposar cuando el trabajo está terminado. Y esto se relaciona de la manera siguiente con Jesús.
Jesús vino a la tierra con una obra que hacer. Era morir por los pecados de las personas para que pudiéramos ser redimidos y vivir para siempre con Él (Juan 1:29). Él nos estaba haciendo una nueva creación (2 Corintios 5:17). Nosotros no hicimos nada para ayudar, Él lo hizo todo. Cuando Él murió en la cruz, Su trabajo terminó. Por eso es que Sus últimas palabras antes de morir fueron “consumado es” (“Todo se ha cumplido”). Luego inclinó Su cabeza y entregó Su Espíritu (Juan 19:30).
Él ya nunca tuvo que volver a hacer la obra de redención, puesto que con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (Hebreos 10:12-14). Cuando Él ascendió a los cielos, se sentó a la derecha del Padre. La obra de redención de nuestra nueva creación había sido terminada, así que Él dejó de trabajar. Por eso es que muchos teólogos se refieren a la obra de redención del Señor como Su obra “completa en la cruz.
¿Cuál es nuestro trabajo?
Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Jesús les respondió: Esta es la obra de Dios, que ustedes crean en el que él ha enviado (Juan 6:28-29).
Jesús perdonó todos nuestros pecados en la cruz (Colosenses 2:13-15) y por consiguiente, él lo salvó a usted completamente. Hebreos 7:25 confirma que Él puede hacerlo. Según 2 Corintios 1:21-22 Dios ha aceptado la responsabilidad de mantenerlo a usted salvo. Él ha puesto Su sello de propiedad en usted y ha puesto Su Espíritu en su corazón para garantizar eso. Creer eso significa que la obra de salvación suya está terminada y que usted ha entrado en su largo séptimo día, su reposo sabático. Quiere decir que usted ha hecho lo que Dios requiere y que la obra de su salvación está terminada. Usted heredará la vida eterna. “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:40).
Así como Dios nunca más retomó la obra de la creación, y Jesús nunca más retomó la obra de la redención, usted nunca más tendrá que retomar la obra de la salvación. Usted es una nueva creación y la obra está terminada. Ahora usted reposa como ellos han reposado. “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas” (Hebreos 4:9-10).
Como podemos ver por lo anteriormente expuesto, las personas que permanecen preguntando si es el sábado o es el domingo el día sabático correcto para los cristianos, están haciendo la pregunta equivocada. La pregunta que todos debemos hacer es si guardamos el descanso del Sabbath o no. No importa que usted diga que es nacido y nacida de nuevo. Cualquier trabajo que usted haga para ganar su salvación después que ha dicho que acepta la obra que Jesús hizo por usted es una evidencia que usted cree que la obra no está terminada. Esto le coloca a usted bajo la pena de la persona que viola el Sabbath en Números 15. La de esa persona fue una muerte física, pero la suya será una muerte espiritual porque usted no está haciendo la única obra que Él le dio a usted para hacer; usted no está creyendo en Aquel que Él ha enviado. En vez de eso, usted está creyendo en su propia habilidad para terminar la obra que usted cree que Él únicamente empezó. Y eso significa que usted no es salvo ni salva.
A la iglesia no le queda mucho tiempo. El Señor puede venir mientras usted está leyendo esto. Pero por favor considere estas cosas con cuidado. Asegúrese de que usted en realidad es salvo y salva por la gracia por medio de la fe. No por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9). Recuerde, pero al hombre que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia (Romanos 4:5). Crea en Aquel que Dios envió para salvarlo y salvarla a usted, entre en su reposo sabático y nunca vuelva a tomar las obras de su salvación de nuevo.
Recopilación para la Gloria de Dios...Luis Sagués.

Nombres de Jesús: Emanuel

Un estudio bíblico por Jack Kelley
Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Emanuel, que significa: Dios está con nosotros” (Mateo 1:23).
Desafía toda lógica que el Eterno, el Hijo de Dios, renunciara a Su trono celestial para hacerse el Hijo del Hombre, entrando en nuestro mundo como un infante indefenso. Él se hizo carne y habitó entre nosotros para salvarnos de nuestros pecados y permitirnos ser hijos de Dios y así habitar con Él para siempre (Salmo 23:6). Él es Emanuel, Dios con nosotros. Él está siempre con nosotros (Mateo 28:20). Él nunca nos dejará ni nos abandonará (Hebreos 13:5) y nunca podremos huir de Su presencia (Salmo 139:7-12).
En estos días en medio de nuestras crecientes listas de asuntos por hacer y de nuestras ansiedades, Dios está con nosotros. En nuestra soledad, Dios está con nosotros. En nuestro dolor y sufrimiento, Dios está con nosotros. Él ha llevado nuestras penas y ha cargado nuestros sufrimientos (Isaías 53:4). Él nos consuela en todos nuestros problemas (2 Corintios 1:4). Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza y nuestra ayuda presente cuando tenemos problemas (Salmo 46:1). Él es perdonador y fiel y se deleita mostrando misericordia (Miqueas 7:18). Nuestro Dios ciertamente es un Dios asombroso. Él es más grandioso de lo que podemos imaginar. Ponemos nuestras vidas en Sus manos sabiendo que hará un trabajo mucho mejor que el que nosotros jamás podríamos hacer.
Hoy, cuando estamos haciendo nuestras tareas de último minuto, tengamos presente en nuestras mentes que nuestro Dios está con nosotros. En lugar de tener ansiedad por todo lo que hay que hacer, recordemos que la única obra que Él requiere es creer en Aquel que Él envió.Una vez que hayamos entrado en Su reposo todo lo que hagamos desde ese momento en adelante, lo haremos en agradecimiento. No podemos hacer nada para ganar este favor inmerecido, y tampoco podemos hacer nada para eliminarlo. Él está con nosotros. Emanuel. Mantengamos esta verdad inmensurable en nuestras mentes, hoy y siempre, de que el Creador del universo, nuestro Salvador, está por nosotros y siempre estará con nosotros. ¡Gloria a Dios! ¡Amén y Amén!

¿Cuándo empezaron los últimos días?

P: En Hechos 2:17-21 Pedro está citando al profeta Joel acerca de los últimos días. Entonces, ¿los últimos días empezaron en tiempos de Pedro? ¿O fue más tarde? ¿Cómo podemos saber si no estamos solamente emocionados acerca de los grandes cambios en la sociedad humana y a eso lo llamamos los últimos días? Durante los tiempos de Pedro hubo grandes cambios también y sin embargo, él murió sin haber visto el retorno de Cristo. ¿Podemos simplemente estar haciendo lo mismo ahora y estamos destinados a morir sin poder ver el retorno de Cristo?
R: La frase “los últimos días” se usa 5 veces en el Nuevo Testamento y abarca todo desde la Era de la Iglesia completa (2 veces), hasta la Gran Tribulación (3 veces). En Hechos 2:17-21 Pedro usó el término en su sentido más amplio.
También, cuando Pedro se refirió a los últimos días en Hechos 2, el Señor todavía no había revelado que Israel estaba siendo puesto a un lado por un período de tiempo mientras Él se enfocaba en la Iglesia Gentil, y después Él volvería a poner Su atención en Israel. Eso fue primeramente revelado en Hechos 15:13-18
 (13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.
14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.
15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
16 Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar,
17 Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, 

Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.) ¸ refiriéndose a una cita de Amós 9:11-12.
Desde entonces, el mundo ha estado esperando que Israel volviera a hacer su aparición como una señal principal de que los últimos días realmente están sobre nosotros. Eso finalmente sucedió en 1948. Jesús dijo que muchas de las personas que nacieran cuando las primeras señales aparecían todavía estarían vivas cuando Él volvía (Mateo 24:43).

Nombres de Jesús: La Puerta

Un estudio bíblico por Jack Kelley


Una vez más Jesús les dijo: De cierto, de cierto les digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí, son ladrones y salteadores; pero las ovejas no los oyeron. Yo soy la puerta; el que por mí entra, será salvo; y entrará y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:7-9).
No hay otra manera, solamente a través de Jesús podemos ser salvos.
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
El Buen Pastor que entregó Su vida por Sus ovejas es también la Puerta a través de la cual entramos a Su Reino. Una doctrina de salvación que esté edificada sobre algo más que la relación personal con Jesús la cual se obtiene al nacer de nuevo, se apoya precariamente sobre arena movediza (Juan 3:3). Solamente Él es el fundamento de nuestra fe, y a menos que nuestra salvación esté edificada exclusivamente sobre esta Roca (1 Corintios 10:4) no será de ningún valor para nosotros cuando estemos ante Él.
Este pasaje es una referencia al Reino y recuerda las palabras del Salmo 23:2, “En lugares de delicados pastos me hará descansar.” La salvación se encuentra a través de Jesús, Él es la Puerta al Reino, y nadie puede entrar si no es a través de Él (Juan 3:3; 14:6). Habiendo entrado a través de Él tendremos la libertad de entrar y salir a gusto, habitando en un estado de paz en medio de la plenitud. Claro, el bien y la misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida, y moraremos en la casa del Señor para siempre (Salmo 23:6).
Nuestra oración: A Ti solamente te vemos, Señor, como el autor y consumador de nuestra fe. ¡Hemos invocado el nombre de Jesús y nuestra fe en Él! Tú nos das bienestar y misericordia todos los días de nuestra vida. Tú nos has liberado. Ayúdanos a conocerte y experimentarte como el Dios bueno y misericordioso que Tú eres. Ayúdanos a caminar en Tu libertad ya que hemos sido liberados en Ti.

martes, 24 de enero de 2017

Feliz cumpleaños, Señor Jesús

Un estudio bíblico por Jack Kelley
Esta es la ocasión durante el año en la que los judíos de todas partes celebran la Fiesta de Rosh Hashanah, literalmente “el comienzo del año”. A pesar de que antes del Éxodo el Señor cambió el calendario para que el año empezara en la primavera (Éxodo 12:1), los israelitas continuaron celebrando el Año Nuevo en el otoño, puesto que el Rosh Hashanah es una fecha importante por otras razones también.
Por ejemplo, esta fecha señala el inicio de los Días del Temor, que es el principio entre el Rosh Hashanah y el Yom Kippur, cuando, según su religión, los judíos tienen 10 días para pedir disculpas, confesar, y en todo lo posible, hacer restitución por todas las cosas malas que les hicieron a otras personas durante el año que acaba de terminar. La tradición sostiene que en el cielo los libros que registran todas las obras del hombre son revisados al final de cada año. Si una persona ha sido totalmente injusta que ninguna rehabilitación es posible, él o ella están programados para morir durante el año venidero. Si una persona ha sido tan perfecta que el libro no contiene ningún desmérito, a él o ella de inmediato se les otorga un año más de vida saludable y próspera. Puesto que son muy pocas las personas que se ajustan a cualquiera de las dos categorías, para la mayoría de los judíos los libros permanecen abiertos durante todos esos 10 días con el objeto de darles la oportunidad de limpiar sus actos. En el Yom Kippur se cierran los libros, y su comportamiento queda así registrado, siendo responsables por el mismo.

Feliz cumpleaños, Señor

Pero aun hay un sentido más profundo del Rosh Hashanah que ha sido opacado en nuestra historia debido a la influencia de la religión pagana en nuestras vidas, combinado con el esfuerzo concertado hecho en el Siglo IV de negar las raíces judías del cristianismo. Tiene que ver con en nacimiento de nuestro Señor.
El celebrar el nacimiento del Señor el 25 de diciembre es una tradición que data probablemente de unos 1.300 a 1.400 años de antigüedad. La pregunta surge entonces, “¿Si existe un espacio de 600 años desde Su nacimiento, qué hacía la gente antes?” Pues bien, averigüémoslo.
Primero, nosotros creemos que la fecha del mes de diciembre fue el resultado de la integración del cristianismo al imperio romano, primeramente como una creencia permitida y después como la religión oficial del imperio. Previamente esa celebración era ilegal y su práctica se castigaba con la muerte. Pero el Emperador Constantino cambió todo eso, la adoración a Jesús fue legalizada y, en el Siglo IV d.C., nació lo que llegaría a ser el Sacro Imperio Romano.
Ustedes saben cómo las tradiciones se arraigan profundamente. Durante generaciones la fiesta pagana de Saturnalia había sido parte de la vida romana, y se celebraba durante el solsticio de invierno, a finales de diciembre. En lugar de abandonar esta tradición cuando el cristianismo fue legalizado, la celebración pagana fue declarada el día del nacimiento del Señor. Sabiendo sus orígenes, los primeros cristianos no aceptaron ni la fecha ni las tradiciones paganas, y rehusaron celebrar el nacimiento del Señor en el mes de diciembre. No fue sino hasta varios cientos de años después que esa costumbre fue aceptada en el mundo cristiano. De allí ese espacio de tiempo.
Para poder descubrir la fecha real del nacimiento del Señor es necesario hacer un poco de trabajo detectivesco, y las mayores pistas que tenemos sobre Su nacimiento las obtenemos de Juan el Bautista. Juan tenía seis meses de edad cuando nació el Señor, así que el averiguar cuándo nació Juan es más fácil.

Feliz cumpleaños, Juan

Zacarías y Elisabet, los papás de Juan, no habían podido tener hijos. Entonces fue cuando el Ángel Gabriel visitó a Zacarías durante uno de sus turnos de servicio en el Templo, para informarle que él y Elisabet tendrían un hijo (Lucas 1:8-11). Zacarías era un sacerdote y había sido escogido en suertes, para ofrecer las oraciones ante el Altar de Oro que estaba localizado justo fuera del Lugar Santísimo. Esto ya era un honor que solamente se asignaba una vez en la vida, pero la aparición de Gabriel lo hizo ser dramáticamente único. Solamente dos veces con anterioridad un evento como ese había sucedido, y siempre incluía a mujeres estériles y una promesa Mesiánica. A Ana le fue concedido tener un hijo, Samuel, quien fue el que ungió al Rey David de Israel. A la madre de Sansón se le dijo que su hijo sería quien iniciaría la liberación de Israel de los filisteos. Y ahora a Zacarías se le estaba diciendo que su hijo sería el que proclamaría la llegada del Mesías venidero.
Ahora es el momento de hacer la primera suposición. Al estar deseando tener un hijo más que cualquier otra cosa (eso era el logro que coronaba el deseo de una mujer en esos días, mientras que el ser estéril se consideraba como un castigo de Dios) es que debemos creer que Zacarías y Elisabet iniciaron el proceso de la concepción inmediatamente después que regresaron a su casa (después que Zacarías cumplió con su deber en el Templo). Entonces, ¿cuándo fue eso?

Escogiendo lados

El Rey David había dividido el oficio de los sacerdotes en 24 turnos (divisiones) para servir en períodos de una semana por turno en el Templo. Todos los 24 turnos servían durante las fiestas y así cada uno servía dos veces al año siguiendo esta rotación. El año religioso comenzaba cerca de la mitad del mes de marzo en nuestro calendario e inmediatamente se contaban tres semanas para la preparación de las fiestas: La Pascua, los Panes Sin Levadura y las Primicias. Entonces es que empezaban su rotación.
Al comparar Lucas 1:5 con 1 Crónicas 24:10, se nos muestra que Zacarías pertenecía a la división de Abías, que era la número ocho en la rotación semanal. Al calcular el momento en que todas las divisiones estaban en servicio y una rotación de ocho semanas, la visita de Gabriel se efectuó cerca del tercer mes del año religioso. Un período normal de gestación de nueve meses coloca el nacimiento de Juan el Bautista al comienzo del siguiente año religioso (recuerden, eso es a mediados de marzo) y ciertamente hay muchas personas que creen que Juan nació durante la Pascua.
Convirtamos eso a nuestro calendario para evitar más confusiones y poder descubrir una fascinante posibilidad sobre la fecha del 25 de diciembre. Con toda probabilidad Juan el Bautista fue concebido a mediados de junio para nacer en el siguiente mes de marzo. Según Lucas 1:36, María concibió en el sexto mes del embarazo de Elisabet. Esto quiere decir que Jesús fue concebido a finales del mes de diciembre y nació en el siguiente mes de septiembre. Entonces, ¿será que en la realidad lo que estamos celebrando en la Navidad es Su concepción y no Su nacimiento?

La canción de septiembre

Entre los judíos mesiánicos existen dos escuelas principales de pensamiento referentes al nacimiento del Señor en el mes de septiembre. Ambas tienen puntos de vista que son válidos y ambas se basan en la noción de que las fiestas judías tienen tanto un significado histórico como uno profético. Una coloca el nacimiento del Señor durante la Fiesta de los Tabernáculos ya que esta fiesta conmemora el tiempo en que el Señor moró con Su pueblo. La otra lo coloca en el Rosh Hashanah porque, según la tradición judía, tanto la Tierra como Adán nacieron en ese día y el Señor es el “postrer Adán” (1 Corintios 15:45). Por este motivo así como también por el predominio de las trompetas en su celebración (también se le llama la Fiesta de las Trompetas), así como otros factores, es que en lo personal yo prefiero el Rosh Hashanah y creo que la Segunda Venida de Jesús también se llevará a cabo en ese día. Pero sin importar el día que prefiramos, toda la Biblia, la tradición judía y la historia de la Iglesia, nos dicen que ahora es el momento de cantar “Feliz Cumpleaños, Jesús”.