martes, 31 de enero de 2017

Mateo 24

Jesús predice la destrucción del templo(Mr. 13.1-2; Lc. 21.5-6)

24  Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.
Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.
Señales antes del fin
(Mr. 13.3-23; Lc. 21.7-24)
Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
Y todo esto será principio de dolores.
Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.
10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
19 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;[a]
21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
22 Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.
24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
25 Ya os lo he dicho antes.
26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.
27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
28 Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.

La venida del Hijo del Hombre

(Mr. 13.24-37; Lc. 21.25-36; 17.25-36; 12.41-48)

29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
32 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
34 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.
41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.
42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?
46 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
47 De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.
48 Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;
49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos,
50 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe,
51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Cuando Jesús pronunció esa profecía, ya se habían completado 69 semanas de la profecía de Daniel de las 70 semanas (Daniel 19:24-27). Daniel había dicho que después de 69 semanas el Mesías sería ejecutado y el pueblo de un príncipe que habría de venir destruiría Jerusalén y el Templo. Unos días antes Jesús les había dicho que Él sería arrestado y crucificado, y luego al tercer día Él resucitaría de los muertos (Mateo 20:17-19). Y unos minutos después, en Mateo 24:1-2 Él dijo que el Templo y todos sus edificios serían derribados y no quedaría piedra sobre piedra. Esa fue una advertencia que Él repitió y que Él ya había pronunciado a la gente de Jerusalén tres días antes (Lucas 19:41-44).
A pesar de ello, los discípulos parecieron sorprenderse por lo que Él estaba diciendo. Según Marcos 13:3, Pedro, Santiago, Juan y Andrés lo llevaron aparte y le pidieron que les explicara cuándo y cómo sucedería eso. Yo creo que ellos entendían la profecía de las 70 semanas de Daniel pero no sabían que habría un espacio de tiempo entre las semanas 69 y 70, y Jesús no mencionó ninguno. Sabemos eso porque después de la resurrección los discípulos le preguntaron si Él ahora iba a restablecer el reino a Israel (Hechos 1:6). (Todo eso se les aclaró 38 años después cuando la ciudad y el santuario fueron destruidos sin que ocurriera la abominación desoladora.)
Jesús había esperado 40 días para que los líderes de Israel reconocieran que Él había cumplido la señal inconfundible del profeta Jonás (Mateo 12:30-40) probando que Él era su Mesías. Si lo hubieran hecho, habría iniciado la Semana 70 de Daniel, y todo lo que el Señor les dijo a Sus discípulos habría sucedido en su generación. Pero debido a que ellos todavía no creían en Él, Israel fue puesto a un lado y el reloj se detuvo desde ese día hasta el presente mientras el Señor toma un pueblo para Sí mismo de entre los gentiles. Una vez que Él nos haya tomado, Israel será restablecido y la Semana 70 de Daniel finalmente dará inicio (Hechos 15:13-18).
Por supuesto, Dios el Padre sabía cómo se desarrollaría todo, pero según Mateo 24:36 Él era el único que lo sabía. Aún el Hijo, estando limitado a una capacidad humana mientras estaba en la Tierra, no sabía cuándo respondería Israel sino hasta después que Él volvió al Cielo. Por eso es que Él emitió una respuesta ambigua a la pregunta que ellos le hicieron en Hechos 1:6: “No les toca a ustedes saber el tiempo ni el momento, que son del dominio del Padre (Hechos 1:7).
Por Jack Kelley.

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