lunes, 27 de abril de 2015

¿Acaso tienen el poder de cambiar las manchas del leopardo (Jeremías 13:23)?

A mis amigos cristianos, quiero sugerirles esto con mucho respeto:
Desde hace un tiempo que viene una moda repugnante por la cual se cree que las palabras tienen poder e influyen. Sin duda que lo hacen, hasta cierto punto (imagínense lo que hace un "te amo" dicho por primera vez a la persona indicada). Pero esta moda horrible insiste en que la sola palabra tiene poder para cambiar cosas aun en el orden sobrenatural.
Entonces, tenemos cristianos que con muy buena intención dicen cosas tales como "Declaro que este será un año de restauración, de victoria en tu vida..." y cosas así.
Queridos amigos: por favor piensen. ¿Acaso son ustedes pequeños dioses para decir esas cosas? ¿Acaso tienen el poder de cambiar las manchas del leopardo (Jeremías 13:23)?
Por favor ubíquense. Todo lo bueno que podemos conseguir es por la gracia de Dios. «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces» (Santiago 1:17). Frente a Él, que "declaremos", que "decretemos", que "proclamemos" es irrelevante.
Si queremos que una persona tenga restauración y victoria en su vida, lo apropiado es pedirle a Dios: «Señor, en nombre de Jesucristo, concédele victoria y restauración a Fulano» y no ponerse a declarar y a anunciar, pretendiendo imaginar un poder que NO TENEMOS.
Estas actitudes ofenden a la majestad de Dios, que es el único Soberano (Judas 4) y el único cuyos decretos y órdenes se cumplen. Y no solo eso, también hacemos el ridículo, decretando y proclamando esto o aquello cuando ni siquiera UN SOLO RESFRIADO podemos curar.
En vez de decretar o proclamar, deberíamos escuchar al Apóstol Santiago cuando dice: «En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello» (Santiago 4:15).
Basta ya de seguir a cualquier moda sin pensar, y basta de ofender la majestad y soberanía de nuestro Dios.
Eduardo Sánchez, ThM
Teólogo

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