miércoles, 10 de junio de 2015

Cuentos del Pastor: LA SOLITARIA ESPERA DE INÉS

Esa noche ingresé al hospital, donde Inés estaba internada; y fue la única vez que pude acercarme a ella.
Entre saludos y presentación, fueron muy pocas las palabras que pudimos intercambiar.
Había llegado a esas instancias, sin motivos conocidos por la ciencia médica. Buscando una cura, se acercaron hasta los lugares más oscuros. Nada parecía funcionar, y todo seguía el curso hacía un final inevitable.
Mientras considerábamos la posibilidad de futuros encuentros, se le iluminó su rostro albergando una pequeña esperanza; un pastor era lo único que no había probado.
Me despedí con una breve oración, y con la promesa de volver tan pronto como sus hijas autorizaran mis visitas. Pero a ellas nunca les vi, y tampoco me llamaron.
Fui a visitarle en dos oportunidades por mi propia cuenta, pero sin resultado; le habían pasado a la sala de Terapia intensiva, y el acceso se hizo imposible. No había nadie de la familia para autorizar mi ingreso. Inés estaba sola.
El último mensaje que recibí fue este: Están esperando que se muera.
Reflexión:
Inés me hizo pensar en esas actitudes que se están haciendo cada vez más corrientes.
Hijos con crueldad inaudita, se quieren deshacer de sus viejos padres. Esposos y esposas, abandonan sin más a su compañero de juventud. Padres se desentienden de sus hijos pequeños. Hermanos deshacen sus compromisos fraternales, tras la muerte de los padres.
Papá y mamá, ya no son personas significativas; las marcas afectivas con que imprimieron nuestros corazones se borran con facilidad, y prima en nosotros el sentimiento egoísta del bienestar personal.
¿Cuándo la persona deja de ser tal, y se transforma en un “problema” que debe terminar lo más pronto posible?
¿Por qué los lindos recuerdos no sostienen vivo nuestro interés por el otro? ¿Dónde se fueron esos sentimientos que nos ligaban, y comprometían indefinidamente con la otra persona?
¿Dónde está puesto nuestro corazón para que él o ella, se transformen en “algo” de lo que no queremos hacernos cargo?
Pensamos sólo en lo penoso, y en lo trabajoso que será atenderles; y nunca en el bien que podremos ofrecerles.
Y ellos.., ellos no han cambiado. Sólo han enfermado o envejecido.
Que su cuerpo no responda a nuestros deseos egoístas, y alteren nuestros planes y comodidades, no significa que sea su tiempo de partir.
Les aseguro, que es mucho más pesada la culpa creada por nuestra desidia y abandono, que el servicio de amor que podemos entregarles en vida.
Nadie se arrepiente de haber estado, y atendido por amor; pero si se llenará de remordimientos en el futuro por no haber intentado lo mínimo.
Y no tenemos presente el valor de su oración tampoco.
El Sal 71. 9 – 19 dice:
No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
Porque mis enemigos hablan de mí, y los que acechan mi alma consultaron juntamente, diciendo: Dios lo ha desamparado; perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre.
Oh Dios, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto en mi socorro.
Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma; sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.
Más yo esperaré siempre, Y te alabaré más y más.
Mi boca publicará tu justicia y tus hechos de salvación todo el día,
aunque no sé su número.
Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor; haré memoria de tu justicia, de la tuya sola.
Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir, y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso.
Tú has hecho grandes cosas; Oh Dios, ¿quién como tú?
Como Inés, muchos mueren solos. Y quizás solo nos tenga a nosotros, como su último recurso.
Acortemos la distancia elevando por ellos aunque sea una corta oración. Que nuestros corazones puedan llegar hasta sus camas, y mostrar el amor del Padre.
Triste final de alguien que es abandonado.., pero más triste y seco el corazón que abandonó.

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