miércoles, 20 de mayo de 2015

Cuentos del Pastor : EL HIJO DE ESTER

Ester era una jovencita creyente, ama de casa, muy dedicada y fiel a su marido. Habían propuesto tener familia, pero pasaba el tiempo y el hijo anhelado nunca llegaba.
Muy atormentada, esa tarde ingreso al consultorio, anhelando una respuesta que terminara con sus espantosos temores.
Cada viernes el “visitante” volvía a ella como pequeños pedazos de una película repetida; escenas tenebrosas de una fatídica noche que no quería recordar, se hacían puntualmente presente.
A veces despertaba envuelta en una transpiración helada, sobresaltada por la voz de un pequeño que la llamaba, y al que no distinguía en las sombras.
En la figura de un niño, era sometida sistemáticamente al terror nocturno.
Cuando le pregunté acerca de quién podía ser el pequeño, su hermetismo se hizo notar en el rostro. Dura como pedernal, trato de disimular su nerviosismo.
Le pedí que se tranquilizara, y que me escuchara por un momento; se quedó cubriéndose la boca como temiendo soltar palabras.
Le hablé con mucha serenidad:
-Ester, muchas veces en nuestra ignorancia, hacemos cosas que otros nos sugirieron, o que creímos vendría a resultar lo mejor; pero cada acto nuestro tiene sus consecuencias.
Especialmente nuestra consciencia puede transformarse en nuestro más severo juez y verdugo; y vendrá a trabajar en nosotros para que transparentemos nuestro error. Si las cosas no fueron tratadas y concluidas correctamente, aparecerá el reclamo en nuestro inconsciente como una materia pendiente.
Cuando Ester escuchó esto me interrumpió con su mano en alto, mientras tapaba su boca con la otra mano.
Entre sollozos dijo:
- Con mi esposo guardábamos un secreto: como muchos jóvenes, pensando que era lo mejor, elegimos terminar con un embarazo mucho antes de casarnos.
Ester había abortado…
La explicación a ella quizás llegó tarde, pero era necesaria:
-Ester, cuando el niño nace a tiempo y en término sale de la mamá; mamá y bebé son dos seres individuales bien distintivos, el ciclo concluye y se cierra; en el aborto aunque que el bebé salió, la mamá en su mente nunca dejará de pensarlo, y se puede describir como “eternamente embarazada”.
El ciclo no se cerró.
Hay muchas cosas que quedarán sin respuestas, sin completar: uno generalmente nunca sabrá si era niño o niña, la identidad del pequeño es incierta él o ella no tendrá nombre, por otro lado la vida trunca del pequeño reclamará su falta de oportunidad.
Los ojos de Ester se llenaban de lágrimas, y dijo:
-Sé que era un varón. Pero nunca se me ocurrió buscarle un nombre. ¿Podrá él perdonarme?
-Ester, no estamos llamados a hablar con los muertos. Pero sí podemos pedir al Señor que nos perdone. Sin duda veraz un día a tu pequeño en el cielo y tendrás tu oportunidad. La que debe dejar la culpa, y el auto castigo eres tú.
Ester se levantó de su silla, salió a buscar a su esposo que esperaba en la sala. Juntos entraron para decirme:
-Pastor. Estamos arrepentidos, Juan, nuestro hijo nos perdone, y nos espere desde el cielo.
Ester no tuvo nunca más episodios de miedo.
Y al poco tiempo el Señor les dio un hermoso niño. Su “segundo hijo”, como lo dijeron ellos a la Iglesia en la presentación del pequeño.
Pastor Rubén Herrera

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